domingo, 13 de marzo de 2011

18 de Junio de 2011

Piiiiiiiiiiiii! El maldito ruido del despertador me sacó de mi sueño, era tan real, tan perfecto. Estaba en la cala de Santa Cristina con Monner cogidos de la mano, saltando las olas, y de pronto ese ruido infernal que me recordaba que eran las seis y media de la mañana y que debía ir al colegio.
En ese momento salté de la cama y encendí la luz. Los ojos se me cerraban pero fui corriendo al armario y cogí la ropa que me pondría ese día; unos pantalones cortos un poco rotos, y llenos de manchas de boli y una camiseta blanca de tirantes, mis sandalias romanas y salí andando a trompicones hacia el baño.
Me miré en el espejo y vi mi pelo largo, anaranjado y rizado que caía sobre mis hombros, hacia un poco más abajo del pecho. "¿Cómo voy a recogerme esto?"- pensé. Al final me dispuse a hacerme un moño alto y rebusqué entre las pulseras y encontré la goma de pelo que buscaba.
Bajé las escaleras de tres en tres hasta llegar a la cocina, dónde encendí la tostadora y me hice dos tostadas con nocilla y un vaso de leche de soja. Miré el reloj, eran las siete y veinte, me quedaban veinte minutos para ir a buscar el autobús, así que decidí tumbarme en el sofá y coger el mando. Cliqué 30, y me desparramé todavía más viendo Anatomía de Grey, un montón de pacientes y medios pasaban ante mis ojos, y yo los admiraba. Admiraba la forma que tenían de operar con sangre fría, de no marearse al ver sangre... In your shadow I can shine, shine!- Mi tono de móbil me sacó de mis pensamientos. Era Cindy que me decía que hoy no podía ir al colegio porque estaba mala. "Está bien, hoy justamente que teníamos la presentación del trabajo de Física, no?"- pensé.
- Lo siento, Dafy.- dijo con una voz dulce, como notando mis sentimientos y mi estado de ánimo.
Cogí mi mochila y salí corriendo, ya que se me escapaba el autobús. Me alegré de que Irene ya estubiera allí, esperándome.
Subimos al autobús corriendo y riendo. Irene llevaba su rubio y rizado pelo recogido en dos trenzas, tapaba sus ojos azules y grandes con unas gafas de sol, y llevaba unos pantalones cortos y tejanos y una camiseta ancha que ponía: Addicted San Francisco.
Delante nuestro se sentaron una pareja de abuelos, cogidos de la mano. Eso fué lo último que ví antes de quedarme dormida encima de Irene, cuando el autobús frenó, me desperté.
Nada más bajar del autobús, allí estaba, y salí corriendo...

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